Vibración Informada, Sonido y Equilibrio de Hemisferios

En las sesiones de NEUROMÚSICA los instrumentos que se utilizan son el didgeridoo, el cuenco de cristal de cuarzo y oro, los cuencos tibetanos, el agua y el canto difónico o armónicos vocales.
Estos instrumentos tienen un sonido intenso, amplio, profundo y penetrante, y además están en un tono armónico entre ellos; es como si solo hubiera un tono y sus armónicos.

Todo ello crea un espacio sonoro o planos sonoros que sirven de soporte y vehículo para los «Vitrales», elementos terapéuticos que se utilizan en la terapia Alphísica (kristales, nanokristales philosóficos y ondas de forma biónicas) que son aplicados sobre los asistentes.

La vibración-sonido es el elemento de cohesión de la materia, todo está en un estado vibratorio que es lo que mantiene la estructura molecular de todas las cosas, que en su manifestación más pura, forman una estructura geométrica perfecta.

El sonido, cuando es armónico crea estructuras geométricas de proporciones perfectas y de suprema belleza; estas estructuras son como autopistas por donde circula la información en nuestro cuerpo a través de la organización molecular.

Teniendo en cuenta que todo, desde un pensamiento, una emoción, un sentimiento, un deseo, una flor, un aroma, hasta una pared, es una vibración, vemos claramente que en el ser humano hay muchísimas vibraciones diferentes y habitualmente desarmónicas entre sí que crean fisuras y fragmentaciones en el campo energético-vibratorio, que nos hacen perder la energía y la holo-información, dejándonos así desvitalizados.

Las sesiones de NEUROMÚSICA permiten modificar rápidamente nuestras ondas cerebrales, experimentar la vibración en el cuerpo, unificar y compactar nuestro campo energético-vibracional de manera armónica para entrar en resonancia y sincronizarse con ese estado de armonía en relación al todo. De esta manera se ayuda a generar el estado de bienestar y serenidad implicito en la consciencia de salud que es inherente en el ser humano.

Se recibe un masaje a nivel celular, ya que el sonido viaja mejor por el agua que por el aire y somos básicamente agua.

El efecto inmediato y más reconocible sobre la persona es un estado de quietud mental muy intenso, un sentimiento de expansión, una rápida relajación física y un paz profunda.

Todo es vivificado.